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HISTORIA

Si hay algo que caracteriza a Caudete de las Fuentes, es su dilatada HISTORIA.  Al estar situado en una de las rutas naturales de comunicación entre la Meseta y el Mediterráneo («Real Vereda de Ganados de Madrid a Valencia, conocida también como carretera de las Cabrillas» de que habla MADOZ), y el sur y norte peninsular (Castulone – Valentia por Egelesta. Posible «Vía antigua» de Estrabón III,4,9. Rep 152. ), este término fue poblado muy intensamente desde la Edad del Bronce.

Restos de poblado de esa época se encuentran en el cerro de la Casa Doñana y en el de Los Villares, ambos con importantes establecimientos ibéricos superpuestos, que perduraron hasta poco antes del cambio de Era y que han proporcionado interesantes materiales. En el de Los Villares se encontró también una gran cantidad de monedas, ya que la ciudad ibérica contaba con CECA propia (emitió ases y semises).

 

AS DE KELIN

mediados s.II AC

24/25 mm. 9’40 g. V1 (328)

Anverso: Cabeza viril imberbe a derecha. Delante palma (no se aprecia). En algunos (época pre y romana), cornucopia. Detrás delfín.

Reverso: Jinete con lanza a derecha.

Restauraciones del año 2004 en los Villares.

De hecho, es una de las pocas localidades en las que se puede seguir fehacientemente la secuencia estratrigráfica de sus yacimientos arquelógicos desde la Edad del Bronce (momento en que la localidad vivió su máximo esplendor con la instalación de la Ciudad Ibérica de KELIN, capital de los Olcades), pasando por las posteriores etapas romana, la posterior dominación musulmana y, así, hasta llegar a nuestros días…

EDAD ANTIGUA

La historia de Caudete queda documentada, hasta la fecha, en el siglo VII a.C, fecha que se confirma según la estratigrafía más antigua encontrada en el yacimiento ibérico de «Los Villares», ubicado en un pequeño cerro de unos 850 metros de altitud, muy cercano al casco urbano del pueblo.

Este yacimiento ibérico, denominado «Kelin», es uno de los más importantes de la Comunidad Valenciana, ya que cuenta con una extensión cercana a las 10 ha., extensión sólo comparable en aquella época con los asentamientos de Arse (Sagunto), Saetebis (Xátiva) o Edeta (Liria), lo que le confiere pues la categoría de «Ciudad», siendo la capital del resto de poblados ibéricos en nuestra comarca, de ahí que, a pesar de las capitalidades bicefálicas actuales de Requena y Utiel, a nuestro municipio se le conozca desde antaño como «La Capitalilla».Consuelo Mata en las excavaciones de Los Villares

Esta importancia histórica, no sólo puede afirmarse en base a la extensión del yacimiento en sí, sino que además, queda ratificada por el hecho de que llegó a acuñarse moneda en el mismo (CECA ibérica de Kelin), entre los siglos II y I a.C, circunstancia que pone de manifiesto la importancia de este enclave. La difusión de estas monedas llegó a ser tal, que algunos de los ejemplares acuñados en Caudete, se encuentran hoy expuestos en los principales museos internacioneales, destacando la vasta colección de monedas de Kelin expuestas en el Museo Arqueológico Nacional de Atenas.Vasija Ibérica.

En el siglo VII a.C, cuando en el Sur de la península ibérica las colonias fenicias ya están en pleno desarrollo, los primeros habitantes indígenas ocupan la loma de «Los Villares». La proximidad al río Madre de Cabañas, con la consiguiente abundancia de agua; la buena visibilidad que ofrece el cerro y la situación estratégica del enclave (emplazado en la zona de paso natural antes aludida), fueron algunos de los factores determinantes que influyeron sin duda para la elección de este lugar.

Estos primeros habitantes de «Los Villares» desconocen, todavía, el hierro, pero mantienen contactos esporádicos con los pueblos semitas, documentados a través de las ánforas fenicias encontradas en el yacimiento. A pesar de que la superficie excavada referida a esta primitiva etapa es pequeña, ya han aparecido restos de viviendas cuadrangulares hechas de piedra, adobe y madera, así como una tosca cerámica local, elaborada a torno. Ya a finales del siglo VII a.C, aparecen los primeros objetos de hierro.

Entrado el siglo VI a.C., se producen una serie de cambios que constituyen el punto de inflexión a paritr del cual puede hablarse de Cultura Ibérica. Hoy por hoy, es la etapa mejor conocida de «Los Villares» y de su territorio.Excavaciones en Los Villares.

Las casas son de planta rectangular con varias habitaciones. Las paredes tienen un basamento de piedra y un alzado de adobe, mientras que las cubiertas estaban hechas a base de un entramado vegetal y tierra, apoyado sobre vigas de madera. Se adosaban unas a otras a lo largo de calles amplias que permitían el paso de carros. Los utensilios de hierro eran de uso habitual y la cerámica hecha a torno ha desplazado ,definitivamente, a la hecha a mano en épocas anteriores.

Los contactos comerciales se intensificaron y Los Villares mantuvo relaciones, directas o indirectas, con los griegos y los púnicos, con los íberos de la costa y con los pueblos celtas del interior. Se convirtió, si no lo era ya, en el asentamiento más importante de la comarca, con categoría de ciudad y capital de la misma.Jarra Ibérica.

El territorio dependiente de Kelin debió tener una extensión muy similar a la actual comarca, es decir, algo más de 1.500 kilómetros cuadrados y su peculiaridad radica en su posición entre los íberos de la costa, como los Edetanos, y los celtíberos y celtas del interior, que le convierte en el intermediario imprescindible en los contactos entre ambas zonas.

Posteriormente, la pérdida de la Guerra contra Roma por parte de Sertorio, provocaría la decadencia de este importante núcleo urbano.

En la «Geografía General del Reino de Valencia», ya mencionada, en el tomo II de nuestra provincia se recoge el dato de que el cronista Escolano estima que nuestra población antigua debió ser grande a juzgar por la extensión de sus ruinas, «debiendo ser de tiempos del gentilismo, porque en 1608 descubrióse en una gran concavidad, un oso de piedra muy disforme sobre una losa o altar y cerca del ídolo, vasos con cenizas y huesos humanos. En otras cuevas se hallaron adornos y armas de remota antigüedad».

EDAD MEDIA

Traspasada la oscura Alta Edad Media, son numerosas las constataciones históricas acerca de nuestra localidad.

En una expedición de los árabes contra los castellanos descubrimos, a través de un libro escrito por el excelente arabista don Ambrosio Huici Miranda, que las tropas del Califa Yusuf acamparon cerca de Requena, en Mary al-Qabdad, que el autor identifica con el llano de Caudete. El 4 de agosto de 1172.

En la obra titulada «La antigua civilización ibérica en el Reino de Valencia», de don Francisco Almarche Vázquez, publicada en 1918, se dice que la colección de Martí Esteve se vio enriquecida por centenares de monedas de varios tipos, encontradas en Caudete, citando otros tesoros ibéricos de igual procedencia que se vendieron en Madrid en 1913, y calificando a «Los Villares» como una estación ibérica de primer orden, virgen de exploración científica.

Don Teodoro Llorente, en su «Historia de Valencia», señala que entre los vestigios de nuestra antigua población figuran muchas monedas íbero-romanas, con las que formó un interesante monetario, nuestro paisano don Pedro Juan de Fuentes.

Los Villares, muy cercanos al yacimiento Ibérico del cual toman el nombre, fue el primitivo asentamiento y núcleo de población de la ciudad, cuya estructura responde claramente al prototipo de las ciudades hispanomusulmanas. En ella, y en concreto de su Iglesia antigua procedían las campanas que se refundieron para obtener las nuevas campanas de la Iglesia nueva, en el casco urbano actual.

Caudete fué una de las puertas principales del Reino de Valencia y una de las 29 villas con derecho a voto en las Cortes del Reino y asiento en las mismas. Es hoy muy noble, muy leal y fidelísima villa, títulos que le concedió por siempre el rey don Jaime I tambien llamado el Conquistador  tras la toma de Valencia en 1238.

La comarca en general ha sido un territorio fronterizo de escaso poblamiento, pero con una actividad importante de tránsito de mercancías. Ya a partir del año 1021, Requena marcó la divisoria entre los reinos de taifa de Toledo y Valencia. El Tratado de Cazola en 1179 entre Alfonso VII de Castilla y Alfonso II de Aragón reservaba la reconquista de Requena a los castellanos, como así sucedió con Fernando III entre 1237 y 1238. Alfonso X entregó su carta de población a Requena en 1257. Requena se vio pronto favorecida por la concesión de Puerto Seco en 1264 y Almojarifazgo como aduana de Castilla, donde debían tributar las mercancías en tránsito.

Por todo ello, la comarca fue motivo de no pocas contiendas entre aragoneses y castellanos por conseguir su posesión, sufriendo durante la Baja Edad Media un continuo acoso por ambos frentes. Esta aduana fue permanente fuente de problemas y disputas entre nobles castellanos y la corona hasta que finalmente toda la comarca quedó como terreno de realengo, dándose así por zanjadas las disputas de tipo económico. 

Historia

EDAD MODERNA

En una comarca isabelina o borbónica, fueron muchas las incursiones carlistas que afectaron al pueblo, especialmente en la primera (1833-39) y última Guerra Carlista (1872-1875), con continuos saqueos y extorsiones a la población y gobierno locales, destacando las incursiones del general carlista Ramón Cabrera (del cual proceden incluso «motes» actuales de hijos de la localidad).

En la época moderna, y ante su incorporación a Valencia, cabía distinguir a Caudete de otras localidades como Caudete (de Albacete) o Caudiel, otorgándosele el redundante nombre de Caudete de las Fuentes (ya que, etimológicamente el topónimo de Caudete procede del latin Caput Aquae – cabecera de agua-, con lo que la traducción literal quedaría algo así como «Fuente de las Fuentes»).  Ello es debido a que la comarca, como hemos apuntado antes, perteneció a Castilla hasta 1851, año en que se incorporó a Valencia. El deseo de ser valencianos y no castellanos de la provincia de Cuenca, lo manifestaron con rotundidad y por las vías legales correspondientes los ayuntamientos de Utiel, Requena, Sinarcas, Caudete de las Fuentes, Camporrobles, Fuenterrobles, Venta del Moro y Villargordo del Cabriel. Y lograron su objetivo, por lo que puede afirmarse, con toda claridad, que Caudete, y los demás municipios de la comarca, son valencianos por derecho y por corazón. 

En el siglo XIX la comarca sufre una gran transformación debido al auge de la viticultura, el ferrocarril y el establecimiento de la carretera, lo que la transforma en cada vez más industrial y comercial, en detrimento del sector básico agrario.

En la actualidad, Caudete de las Fuentes es uno de los nueve pueblos que componen el distrito del Partido Judicial de Requena, dentro de la comarca conocida como Plana de Utiel-Requena, el trozo de nuestra provincia que viene denominándose la Castilla Valenciana.

Por último y como dato curioso diremos que Caudete tenia 12 vecinos en 1543, según el «Censo de Milicias» que se conserva en el Archivo Municipal de Requena, y que su pico poblacional, se alcanzó en las primeras décadas del pasado siglo XX con cerca de 2000 habitantes, cifra que se ha visto reducida en la actualidad a cerca del millar de habitantes, debido al éxodo poblacional pueblo>ciudad experimentado en las décadas de los años 60,70 y 80. 

Con esto, terminamos nuestro modesto resumen sobre la historia caudeteña, no sin antes reseñar que Caudete sea fruto de numerosas y futuras investigaciones históricas y arqueológicas, ya que en el pueblo existen, aún por investigar, secuencias estratigráficas que vinculan su historia desde los remotos períodos de la época Ibérica hasta llegar a nuestros días.